
Otro tema es el armado de poder y en eso qué hacer con el PJ. Con buen criterio, Kirchner sabe que dejarle la estructura del partido a la derecha (Duhalde), es una bomba de tiempo peligrosa, sobre todo en los territorios donde las elecciones se definen (el Conurbano). Pero, pegarse al PJ , un universo lleno de contradicciones, clientelismo y otras yerbas indigeribles, hace que buena parte de la población que podría acompañar este proyecto, se espante e incluso descrea del mismo, efectos colaterales que le dicen.
Será necesario abrir el juego, tener una pata en lo más potable del PJ, pero establecer alianzas con otros sectores del campo popular, para que en principio no retrocedamos. La vuelta del neoliberalismo sería para el pueblo una dura derrota y sobre todo larga; ya que llegaría vendiendo espejitos de colores como siempre lo hizo, reinaugurando una nueva década infame.
Por eso, el campo popular debe dejar de lado el vedetismo, los cálculos mezquinos, el personalismo, el infantilismo y otros males típicos, y ver a esta etapa en toda su dimensión, con sus fortalezas y debilidades, pero sabiendo que no hay lugar para dudas ni terceras posiciones. O profundizamos y mejoramos el modelo o le entregamos el país a Macri y De Narvaez. ¿Seremos capaces?