Se cumplió un nuevo aniversario del trágico golpe militar del 24 de marzo de 1976, el período más sangriento, antipopular y antinacional del que tenga memoria la historia argentina. No fue solo eso lo que movió a más de 50 mil personas a la Plaza de Mayo, sino la certeza de que estamos en un momento en el que nuevamente, dos proyectos de país se enfrentan. Como siempre, un proyecto nacional y popular por un lado y el proyecto oligárquico por el otro. Cada día resulta más evidente que es necesario defender este gran umbral de cambios que hemos conseguido en estos últimos años. El establishment está reaccionando con todas sus fuerzas, y eso demuestra que vamos por el buen camino, con flaquezas, con contradicciones, con algunos sapos que tragar, pero con enormes avances hasta hace un tiempo totalmente impensados. El infantilismo de izquierda critica, a la espera que baje del cielo la revolución socialista, la derecha ataca con los medios de comunicación y su armada Brancaleone (llamese bolsa de gatos) dispuesta a todo por un voto. Por eso, es necesario tomar real conciencia del momento histórico que estamos viviendo, con el tema de de la REDISTRIBUCION DE LA RIQUEZA en el centro del debate. ¿Quién lo hubiera imaginado? Es hora, de pensar seriamente que vamos a hacer con nuestro voto, y para eso sirve de experiencia lo que ocurrió en la Ciudad de Buenos Aires, donde la dispersión y la falta de unidad, terminó entregándole la ciudad al nuevo bastión de la vieja derecha, Mauricio Macri. Por eso el campo popular debe estar muy atento, para que una vez más no nos roben el futuro. Y como dicen las madres, NI UN PASO ATRAS
