Haciendo "zapping" descubrí el otro día a un sociólogo de apellido Deyfrus cuya frase merece un premio:"El peronismo de izquierda nunca existió" y "Perón era un fascista". Tal análisis, en apariencia superficial, esconde uno de los pasatiempos preferidos del gorilaje de todo signo (o sea la derecha liberal o la opaca izquierda argentina) que es negarle al peronismo su real dimensión histórica y su esencia revolucionaria, por supuesto, con muhas contradicciones, como todo movimiento que se precie de tal. Cabe recordar el pensamiento de John William Cooke, el "Bebe", quien sostenía un peronismo que trascendía al propio Perón. Para Cooke, ser peronista no era ser un chupamedias, sino que era estar junto a los más humildes y luchar por una sociedad con justicia social, independencia económica y soberanía política, para ello hay que transformar en esencia los resortes que impiden el cambio social, haciendo política desde el mismo pueblo, como sujeto histórico de cambio. Así lo entendió él, así lo entendieron quienes conformaron los sectores más vanguardistas del movimiento, o sea la tendencia revolucionaria, aquella que movilizaba cientos de miles de jóvenes peronistas. Es cierto, después pasaron hechos dramáticos y decepcionantes, pero nadie puede negar la existencia de un peronismo revolucionario sin tener cierta miopía histórica
